Puente de los suicidas
La construcción de uno de los sitios más famosos y rehuidos de Pork comenzó en -663, como parte del programa de edificación monumental de Ataúlfo IV, que también incluyó el Castillo, la Catedral de Santo Diablo y la Universidad. Todas ellas fueron supervisadas por el arquitecto Salva Nikoloz, obsesionado con la piedra negra, las gárgolas y los pinchos estúpidamente altos. El puente sustituyó al antiguo proceso de cruzar a nado el agua helada como cuchillos. Su aspecto es el de una abominación barroca cubierta de chapiteles, arcos y relieves que a su vez están cubiertos de chapiteles, arcos y relieves; convirtiendo la construcción en un bosque de piedra solo semitransitable. Debido a la contaminación y el vandalismo, muchos de los detalles más puntiagudos comienzan a caerse, cosa que los porcinos que hacen uso del puente agradecen sobremanera.
El puente es peatonal porque intentar meter un vehículo en un sitio con tantas puntas sobresaliendo incluso del suelo es un problema digno de un pulpo, y es en este puente donde se congregan multitud de suicidas, como su nombre bien indica. Cada vez que uno se lanza, lo siguen muchos de los que están mirando, emocionados, aunque en un principio no tuviesen ninguna intención de quitarse la vida. Hay quien achaca esto a una vieja maldición witana.
Castillo del Ayuntamiento
Al ser el noveno edificio más alto del mundo, se puede admirar el castillo desde cualquier punto de la ciudad. Tiene una gran cantidad de estancias, iglesias, galerías, jardines, oficinas, desvanes y trampas mortales, pero oficialmente solo la parte de oficinas está abierta al público. Aun así, es relativamente fácil colarse porque es imposible tenerlo todo vigilado. Claro que eso también quiere decir que, si caes en una trampa, no encontrarán tu cadáver hasta meses después de que mueras cuando se te acabe tu propia orina.
Catedral de Santo Diablo
La mayor iglesia cthólhica del país, que ocupa más de un tercio del centro histórico de Pork. Su construcción se alargó seiscientos años debido a los infortunios que acaecieron en la ciudad como la Gran Desratización del -557 (no te da mucho tiempo a construir cuando tienes que cumplir un cupo diario de cincuenta ratas). La mejor de las 222 capillas acoge las reliquias de Despotín y las paredes doradas incrustadas de miles de piedras semipreciosas, que encuadran horrendas pinturas que pueden hacer caer en la locura a la gente común. La cámara de coronación expone las joyas de la corona himan-desa y raramente se abre al público, algunos sospechan que “ya no hay joyas ni hostias”. La cripta es donde yacían la mayoría de reyes y reinas de Himandia antes de que todo fuese saqueado y vendido a los traficantes de momias. El claustro de las Hermanas de Cthulhucristo es particularmente exquisito y forma parte del monasterio más antiguo del país, fundado por monjas psicotropicales en el -973; actualmente acoge una importante colección de arte robado.
Plaza de los Místicos Locos
La Plaza de los Místicos, del siglo -XII, es el punto de encuentro de miles de turistas religiosos (también conocidos como peregrinos). Allí se alinean multitud de gurús, charlatanes y cultistas a la espera de pasear a los turistas por sus túneles de la iluminación llenos de drogas, probablemente sexo, boddhisatvas de cartón-piedra que te dan sustos y dinero, mucho dinero (pero no para los turistas). En verano, los sectarios sacan sus ceremonias a la calle, mientras que, en diciembre, la plaza acoge el mercado de Dadiván más grande de la ciudad, donde pueden comprarse toda suerte de baratijas supersticiosas. El centro está dominado por el monumento conmemorativo a Anrold Servas, defensor del movimiento científico, para que así lo tengan más cerca para mofarse. El Ayuntamiento Viejo (ahora relegado al papel de una máquina de movimiento burocrático perpetuo) con su reloj de agua, es de visita obligada. Es graciosísimo ver cómo nunca funciona bien porque el agua en invierno se hiela y en verano se evapora. Además, revela muñequitos de criminales famosos a través de sus dos ventanas. Es importante tener cuidado de no ser abducido por ninguna secta mientras se admira el espectáculo del reloj.
Barrio druso
La zona al sur de la Plaza de los Místicos Locos constituye el barrio druso, donde estaban hacinados todos los inmigrantes, ya que se consideraba que transmitían sus extrañas culturas extranjeras. En gran parte se renovó con edificios aun más insalubres que antes para ensalzar su sabor deprimente. Se puede adquirir una entrada en el Museo Druso, que permite la entrada a la katyusha infinita (donde los cantantes han ido tomando turnos ininterrumpidamente desde el año -84), la Iglesia ortodoxa y el Antiguo Cementerio Febreo, el camposanto más siniestro de la ciudad gracias, de nuevo, a las obras de restauración. Se necesita una entrada separada para el bar Mihaylov, que cuenta con el vodka más antiguo de toda Himandia.
Casa encantada
La joya de las artes oscuras de Pork, que se restauró tras décadas de atención para que volviese a tener ese aire abandonado. El método con el que se produce la mayor parte del encantamiento es gracias a una cachoantena muy alta en el tejado, de modo que algunos fantasmas la confunden con la antena del Infierno y se quedan atrapados. El resto es sobre todo autosugestión. Fue principalmente encantada por Valsaylen el Oscuro (antenista de profesión), pero gran cantidad de demonólogos, nigromantes y satanistas contribuyeron a su encantamiento. Ni la locura más extrema ni la fe más fuerte lo preparan a uno para los horrores que allí tienen lugar. Una de las áreas públicas más espectaculares es la Habitación del Alcalde donde, cada día a las cinco, se repite el brutal asesinato de toda una familia de fantasmas (las malas lenguas dicen que es solo un sofisticado holograma). El restaurante, cafetería y el bar también están embrujados, pero la comida es buena… La pieza central del edificio es la Sala Negra, casa de la Orquesta Sinfónica de Pork; aquí se celebran numerosos conciertos durante Jalogüín, en los que siempre muere alguien del público en circunstancias misteriosas, normalmente no relacionadas con el hecho de que el sitio esté embrujado. Las estancias que no están abiertas al público se pueden visitar con guía turístico, que suele ser un asesino en serie rehabilitado.
Plaza de la Mala Saña
Al norte de la de los Místicos Locos se encuentra esta histórica plaza, donde una reyerta de bar culminó en la Revolución del Flubher; pero, hoy en día, es un sitio ajetreado con ejemplos de lo peor y lo peor de la Pork bajo los vampiros: desde las caras tiendas de órganos hasta los taxis controlados por el crimen organizado que intentan secuestrarte y las prostitutas que intentan secuestrarte. Nada queda de los edificios originales de la plaza, que fueron vendidos a un multimillonario para sufragar los gastos de la descaimanización del -34. El multimillonario, por otro lado, los usó para tratar de completar una antigua profecía, pero no tuvo éxito. La parte baja de la plaza es peatonal y pentagonal y cuenta con el bazar oriental más grande de Pork: Ming Huang Lu, cuya arquitectura a veces despierta más interés que su contenido, ya que se dice que es imposible salir una vez se ha entrado en sus pasillos; pero, si fuera cierto, ¿quién cuenta las historias? ¿Eh? Eso no lo habéis pensado.
La plaza es el lugar ideal para comer pasta, especialmente lasaña, pues los inmigrantes que abrían restaurantes lo hacían aquí por una confusión lingüística. Hay numerosos pasajes secretos (que datan de los años -20), y la mayoría de ellos conducen hasta un cine abandonado (como parte de un fallido reclamo publicitario). Muchos albergan salas de conciertos improvisadas o tiendas secretas (al grito de “CONTEMPLEN MI MERCANCÍA SECRETA”) a lo largo de su recorrido.
Situado en el otro extremo de la Plaza se encuentra el Grand Hotel Himandia, símbolo del Primer Cantón Porcino (el que duró tres días); ha sido reformado para que sus baños recuerden a la época comunista, cuando el papel higiénico estaba racionado. La mejor manera de saborear su disipado esplendor es tomándose un vodka en el bar mientras le insultan por ser un perro aburguesado y capitalista.
El punto central de la parte superior de la plaza es la estatua ecuestre en bronce del alcalde Moldoveanu, que monta una horrible mezcla de dragón y engendro. Las otras cuatro estatuas de los alrededores son de los santos patrones nacionales: San Cristithaqua, San Barthologgua, San Antonihastur (el que no ha de ser nombrado) y Santo Diablo.
El final de la plaza lo preside el Museo Nacional Porcino. Acoge las colecciones más antiguas y grandes de antigüedades del país, aunque dichas colecciones (dedicadas a la paleontología, geología, zoología y antropología) están en constante peligro de robo; por lo que el conservador jefe mantiene y entrena un cuerpo de élite para su defensa. Construido también en estilo ultragótico, las decoraciones de la fachada y el interior del museo relatan la vida de la Culebrita Pérez dado que el museo comenzó como el Museo Nacional del Diente.