Empleos del futuro – 5

Hoy presentamos en empleos del futuro al:

Solucionador de pasatiempos

La profesión de solucionador de pasatiempos surgió hace unos meses, cuando un par de fabricantes de enciclopedias de Planeta Agostini se percataron de la cantidad de gente que deja a medio hacer un crucigrama y lo frustrante que es para ellos hacer esto.

Las personas que cursan esta profesión son expertos en el campo de la cultura general contratados por las grandes marcas de enciclopedias para ofrecer un servicio extra a aquellas personas que no quieren rendirse y consultar una enciclopedia para resolver un crucigrama, pero que sin embargo no rechazan la ayuda de terceros. Para llevar a cabo esta función, suelen rondar peluquerías y salas de espera de hospitales, pero por lo general tienen además un número de consulta rápida que permite a los usuarios obtener la solución a sus preguntas de una forma rápida y sin la necesidad de que el solucionador de pasatiempos se presente en persona donde quiera que esté.

Sin embargo, estos no son los únicos solucionadores de pasatiempos existentes a día de hoy. Al ver el éxito de los solucionadores de crucigramas, las editoriales de libros de pasatiempos decidieron recientemente contratar a solucionadores de otros pasatiempos. Así pues, a día de hoy podemos ver solucionadores de las 7 diferencias, sudokus, sopas de letras, esos dibujos tan cutres que hay que hacer de un solo trazo, adivina qué estaba pensando el autor del pasatiempo y crucigramas en llamas (este último pasatiempo es considerado disciplina olímpica desde ayer por la tarde). Adicionalmente y relacionado con el tema, la editorial que publica «¿Dónde está Wally?» vende ahora sus libros de esa serie con un folleto adicional llamado «Wally está aquí», donde se señala dónde demonios estaba Wally y se añade una explicación de qué narices hacía ahí y algún que otro comentario del autor.

Pero los solucionadores de pasatiempos tienen que enfrentarse normalmente con varios problemas. Por una parte, un importante porcentaje de los clientes tiene tendencia a ir de listillo, decir que la solución que ha dado el solucionador es inválida y dejar de hacer el pasatiempo en una rabieta. Además, es un empleo muy poco remunerado, los servicios ofrecidos a los clientes no tienen más precio que «la voluntad» (voluntad que es escasa normalmente, si los clientes tuviesen verdadera voluntad no aceptarían ayuda externa para la resolución de sus pasatiempos) y las empresas que los contratan no les dan demasiado y los visten con ropa publicitaria para poder ganar algo con ellos. De todos modos, confiamos en que este nuevo empleo pueda compensar todos estos problemas en el futuro y haga llover el dinero a espuertas.

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