Exclusiva: Nupcias de Isabel y Philip (3)

Tras lo comentado el año pasado, una vez más hemos usado nuestra máquina del tiempo para viajar al pasado y relatar otro trozo de la boda de Isabel II de Inglaterra, esta vez el correspondiente a lo sucedido entre las 18:00 y las 0:00 de ese día. Sin embargo, cometimos el gran error de almacenar incorrectamente nuestro plutonio después del último viaje, por lo que se había oxidado, lo que hizo que el condensador de fluzo de nuestra máquina de tiempo se saltara un par de horas, así que llegamos algo después de las 20:00 de ese día. Tardamos un tiempo en saber que durante nuestra ausencia había tenido lugar un ataque de zombis al recinto donde se realizaba la comida, básicamente porque aún había mucha gente en su sitio y porque no habia destrozos mayores a los esperables en una boda normal. Así pues, intrigados por el acontecimiento, decidimos hacer algunas preguntas a la gente que encontramos por la zona.

La única diferencia entre esta escena y la que nos encontramos al llegar reside principalmente en que nuestro banquete se celebraba en interiores y que la gente a estas alturas ya no estaba tan animada como para montar a caballo.

Anne Hederburg:
Todo era bastante normal para lo que viene siendo una boda: niños corriendo desbocados, gente que se tambaleaba desorientada, llantos, gritos, un tipo bailando música disco durante el vals… Yo misma estaba sentada en la mesa viendo el baile nupcial.

En ningún momento sospechamos nada de eso de que una turba de zombis se había colado en la boda y estaban campando a sus anchas mordiendo a la gente y molestando a los camareros. En serio, nadie se preocupó en ningún momento.

Yo misma estuve un buen rato charlando con uno de ellos y no noté mayor diferencia con respecto al típico tío lejano que siempre se emborracha o el abuelo que ya está más p’allá que p’acá. Puede que incluso fuese más gratificante, era simpático.

Ahora no sé si pensar que es una mala idea tener no-muertos en un casamiento…

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Discoteque Stanley:
¡Hey! Disco Stan se había colado en la boda viajando en el tiempo desde los setenta y Disco Stan estaba en la pista intentando bailar con algo que no era música disco. La cosa simplemente no funcionaba, la gente no tenía ritmo y bailaba cogida como carrozas. Disco Stan empezaba a sentirse incómodo con todo esto y Disco Stan hubiera empezado a sudar si eso no fuese tan poco guay. Así que Disco Stan se encomendó al poder del afro y siguió bailando como si no hubiese mañana a pesar de que también había gritos, lloros y niños cabrones por todas partes.

Pero entonces Disco Stan la vio: estaba sola, un poco pálida y ni siquiera iba vestida como una chica disco, pero a Disco Stan le gustó el ritmo de su cuerpo. Disco Stan se acercó y empezó a bailar cerca. Ella no dijo nada, pero empezó a acercarse a Disco Stan y a mover su cuerpo al ritmo de la música no-disco, pero a Disco Stan no le importó e intentó enseñarle a bailar al ritmo de la música disco aunque no hubiese música disco. A Disco Stan le gusta la música disco y a ella parecía que también.

La cosa se puso un poco tensa cuando la chica mordió a Disco Stan. Disco Stan no quiere esa clase de rollos, Disco Stan quiere que ellas se pongan cómodas mientras él hace lo suyo: bailar disco, llevarles flores y sacarlas a cenar. Disco Stan en el fondo es un romántico. Así que Disco Stan se apartó para ver si aún quedaba algo en el bufé, esquivando a críos que no dejaban de correr de un lado para otro. Disco Stan oyó más tarde que era una chica zombi, pero él sigue pensando que era demasiado viva para eso.

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Herbert Maleman:
La verdad es que yo no sé exactamente qué pasó. Normalmente cuando voy a una boda y se acaba la comida paso de estar ahí en medio viendo a viejos bailar y a niños gritar mientras se raspan las rodillas. Mi estrategia habitual suele ser coger a la dama de honor más borracha que vea, llevarla al baño y bailar el mambo hasta que todo se acaba. Por eso no sé nada de los zombis.

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Dama de honor #2:
Yo no vi a ningún zombi porque pasé casi todo el tiempo después del banquete con un chico. Fue algo especial y creo que hubo química. Seguro que me llama, aunque realmente no recuerdo su nombre ni si usamos protección… Dios, que curda tenía encima…

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Becesvaldo Gutiérrez:
No, yo soy de otra boda que se celebraba cerca. Allí no tuvimos zombis ni nada.

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Carlitos:
yo lo bi

yo estava jugando al escondite fuera con los otros. Me cai y me raspe la rodilla pero fue por que mari Carmen me empujo. es fea i no me caE BIEN.

me gusta jugar al escondite porq ue puedes corer y escondérte y correr.

VI A EL SOMBI QUE ANDABA POR DONDE ESTAVAMOS JUGANDO ANDABA RARO Y OLIA COMO EL MUEBLE DONDE LA ABUELA GUARDA LAS BOTEYAS Y NO ME DEJAN QUE LO ABRA POR QUE DISEN QUE ES MALO PARA LOS ÑINOS

En el escondite tienes que esconderte para que no te vean porque si te ven dicen pillado y van corriendo para pillartepero tu tienes que correr mas para que no te pille y llegar a la pared. Me gústa el escondite

pero jugando pe choque con el combi y me bolbi a caer. el se quejaba porque lo abia tirado y decia qu e era un n iño pesado pero no es verda era caca

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El Padrino:
Goof goof! Goof!
¡A mí ya se me habían llevado los de seguridad! Goof!

A’achet Lylzskel Bubsshon Eng-ashnal Whoshlia I’eright

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El propietario del restaurante:
La verdad es que no sé nada de una invasión de zombis ni nada por el estilo. Lo que sí puedo decir es que a la hora de la supuesta «invasión de zombis» vinieron unos invitados con apariencia un tanto extraña y que no hablaban bien nuestro idioma, probablemente extranjeros.

Lo que más me llamó la atención de esa gente es que parecían ser todos alérgicos a cualquier alimento que no estuviese hecho de cerebros, con lo cual tuvimos que modificar ligeramente el menú para que esta gente no se quejara. En realidad no hicimos más que cambiar lo que iban a comer por una ensalada mixta, que si bien no era lo que habían pedido, nos imaginamos que a la mayoría les daría corte volver a molestarnos diciendo que no podían comer eso. Y, por supuesto, estábamos en lo cierto.

Sin embargo, un pequeño grupo de esta pintoresca gente se quejó de todos modos, e incluso trataron de arrancarle el cerebro a algún que otro camarero, pero al final todo se solucionó haciendo un pedido rápido de sesos en el SesoDonalds más cercano, que si bien probablemente sabían a rayos, eso no parecía importarles lo más mínimo. Después de todo en una boda lo que importa no es la calidad de la comida, sino la cantidad.

Pero ya les digo, no creo que se tratara de zombis o como quieran llamarles. A no ser que les estén llamando zombis a estos invitados extranjeros, lo cual me parecería una inmensa falta de respeto.

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Uno de los zombis:
VOSOTROS CONFUNDIDOS, NOSOTROS ZOMBIS ESTAR INVITADOS. SEÑOR INVOCADOR INVITARNOS A LA FIESTA Y CONVENCERNOS DE COMER CEREBRO DE NOVIO Y NO DAÑAR A OTROS CEREBROS, PERO NOSOTROS TENER DUDAS CON QUIEN TENER CEREBRO DE NOVIO Y NO COMER NINGÚN CEREBRO FRESCO. SEÑOR INVOCADOR DECIR QUE NOSOTROS TENER QUE COMER CEREBRO DE NOVIO PARA QUE NOVIA TENER QUE CASARSE CON OTRO CEREBRO, PERO NOSOTROS NO SABER HACER ESO. SEÑOR INVOCADOR DECIRNOS QUE NOSOTROS VOLVER A ENTERRARNOS UNA VEZ QUE ACABARA BODA, PERO NOSOTROS NO PODER HACER ESO Y ALGUNOS HABERSE IDO DE COPAS CON OTROS INVITADOS.

¿HABER ACABADO INTERROGATORIO? ¿PODER COMER CEREBROS YA?

Cerca de las 0:00, cuando casi todos se habían ido ya a consumir bebidas alcohólicas a sabe diox qué local de mala muerte, nos volvimos a nuestra era para evitar quedarnos atrapados en el tiempo por falta de combustible y poder así recopilar y publicar todo lo que habíamos presenciado. El año que viene, si no volvemos a tener problemas de combustible, os contaremos qué pasó desde medianoche hasta el amanecer del día siguiente.

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